Todas nuestras vísceras están ancladas a una estructura ósea a través de ligamentos y fascias (de ahí la importancia de que exista una buena movilidad del aparato locomotor para no crear disfunciones o falta de movilidad a la víscera), pero además, están unidas unas con otras a través de mesos, epiplones y ligamentos, presentando todas ellas, una relación muy estrecha e importante con el músculo diafragma.
Todas nuestras vísceras pueden presentar patrones de dolor referido cuando se encuentran en disfunción, cada una de ellas en diferentes partes de nuestro cuerpo, generando a su vez la existencia de tensiones anómalas fasciales y ligamentosas que generan una mayor rigidez estructural, y como consecuencia de ello la posible aparición de dolor.